EL SUPERGASODUCTO ES CARO Y POLEMICO
Foto: Complejo de Jóse.Edo Anzoategui. :AMIGRANSA/ ORINOCO OILWATCH
Por Humberto Márquez
CARACAS, 22 feb (IPS) - El gasoducto sudamericano que cruzará la
Amazonia para llevar combustible desde el mar Caribe hasta el Río de la
Plata todavía es un sueño, pero por las costuras de sus tubos ya afloran
problemas económicos, políticos y ambientales.
El proyecto consiste en llevar gas por tuberías desde yacimientos en el
Caribe sur y el océano Atlántico frente a la costa de Venezuela, hacia
Brasil y Argentina, con un recorrido de entre 7.000 y 9.300 kilómetros,
según distintos estimados, enlazándose con tendidos de Bolivia, Chile,
Paraguay, Perú y Uruguay.
Cuando los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Luiz Inácio Lula
da Silva, de Brasil, y Hugo Chávez, de Venezuela, lanzaron el proyecto
el año pasado se habló de costos de 7.000 millones de dólares, pero hay
estimados de 25.000 millones.
Tampoco hay certidumbre sobre la capacidad venezolana para sostener el
abastecimiento, el proyecto todavía dista de tener un trazado definitivo
y un cronograma, y la posibilidad de obtener gas más barato dispara
polémicas en el área.
En Venezuela, organizaciones ecologistas lanzaron sus primeros alertas
sobre el impacto ambiental del gasoducto y exigen una discusión pública
de todo el proyecto.
Ildo Sauer, director de gas y energía del gigante brasileño Petrobras,
dijo la semana pasada que con el proyecto su país podría ahorrarse
11.000 millones de dólares anuales en importaciones de gas, al comprar
el combustible con precios equivalentes a 26 dólares por barril (unidad
de medida petrolera, de 159 litros).
La estatal Petrobras, según el noticiero Globonews, contaría con una
oferta venezolana de venderle gas a precio subsidiado para garantizar su
adhesión al proyecto, alrededor de un dólar por cada millón de BTU
(Unidad Térmica Británica), mientras que Brasil paga ahora a Bolivia
3,23 dólares por millón de BTU.
En La Paz, que discutirá nuevos precios con Brasil en marzo, el anuncio
fue considerado "un globo de ensayo de las trasnacionales cuando vamos a
la nacionalización de los hidrocarburos", según el diputado oficialista
Gustavo Torrico.
El opositor Oscar Ortiz consideró que se trata de "una bofetada, una
competencia desleal" de Venezuela con Bolivia, y pidió al gobierno de
Evo Morales distanciarse de Caracas.
El ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, salió al paso de la
versión, pues "un dólar ni siquiera cubre los costos de producción costa
afuera en Venezuela, que es de 1,60 dólares por millón de BTU. El precio
lo anunciaremos cuando definamos la ruta, pero nunca será menor de cinco
dólares" por unidad, aseveró.
Pero el presidente boliviano Morales dijo el martes: "No se puede pensar
que, con semejante inversión, el gas de Venezuela pueda costar más
barato en Brasil, es algo absurdo que no se puede creer".
Técnicos de Venezuela, Brasil y Argentina siguen delineando un proyecto
para que Kirchner, Lula y Chávez puedan adoptarlo cuando se reúnan el 11
de marzo en el distrito argentino de Mendoza, después de asistir a la
investidura de Michelle Bachelet como nueva presidenta de Chile.
Una delegación de la firma rusa Gazprom ha contactado autoridades
petroleras de Venezuela y Brasil en las últimas semanas, interesada en
participar en la construcción del gasoducto.
El proyecto, considerado el más ambicioso de infraestructura física de
América del Sur, abordará el trazado, los costos, el financiamiento y la
producción y suministro de gas, así como los enlaces con tuberías ya
existentes.
Se encuadra dentro de la alianza energética entre Estados de la región,
Petrosur, y en la Iniciativa de Infraestructura Regional Sudamericana,
aupada por Brasilia como soporte material de la naciente Comunidad
Sudamericana de Naciones.
Cada capítulo acarrea polémicas. "El plan de atravesar la Guayana
venezolana y la Amazonia debería encender todas las alarmas de gente
preocupada por ese pulmón del planeta, hogar además de culturas
aborígenes", comentaron a IPS integrantes de la organización
ambientalista venezolana Red Alerta Petrolera-Orinoco Oilwatch.
Colocaron como ejemplo el gasoducto de Camisea, en Perú, "una tubería
para llevar gas amazónico al océano Pacífico peruano y que en pocos años
de vida ya protagonizó cuatro importantes derrames de gas líquido, con
daños al entorno y a las poblaciones".
Se trata de "un plan del más rancio y primitivo desarrollismo
neoliberal", que oferta un combustible más limpio que el crudo, "pero
tiene mayores riesgos operacionales, contribuye como el petróleo al
calentamiento del planeta, implicaría deforestaciones a lo largo del
trazado y es vulnerable a desastres naturales o sabotajes", criticaron.
La red ambientalista demanda suspender el proyecto hasta realizar un
debate democrático en la región sobre su pertinencia, y recuerda que hay
"opciones menos comprometedoras y onerosas", como el transporte por buques.
En este punto coinciden expertos como Luis Giusti, ex presidente del
gigante estatal Petróleos de Venezuela, para quien "no es por casualidad
que después de unos 3.000 kilómetros de distancia, el transporte
preferido para el gas licuado son los (buques) tanqueros".
En el Cono Sur "los mercados del gas natural están regulados, mientras
que los precios requeridos para justificar la inversión de 25.000
millones de dólares excederían los 20 dólares por millón de BTU, que no
paga ni el mercado abierto", recordó.
Pero el otro problema es la capacidad de suministro. Chávez aseveró que
su país tenía reservas suficientes para abastecer a la región "durante
100 años".
Venezuela tiene en reservas de 149 billones de pies cúbicos de gas
natural, es decir, 56 por ciento de las de toda América Latina y el
Caribe, aunque su producción sea inferior a la de Argentina o México.
"Pero gran parte de ese gas no es libre, sino asociado a petróleo",
recordó a IPS el experto Elie Habalián, quien fue gobernador de
Venezuela ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo, lo
que significa que para su extracción se requieren inversiones cuantiosas
para producir crudo y además reinyectar gas a los yacimientos que
extraen "oro negro".
Venezuela tiene una producción de gas cercana a la de su consumo, y para
ciudades y refinerías de su occidente prevé importar el fluido desde
Colombia durante el próximo quinquenio, en tanto desarrolla nuevos
proyectos y exploraciones en la plataforma atlántica frente al delta del
río Orinoco y entre su litoral sobre el Caribe.
Según Luis Rojas, ex directivo de la compañía estatal de gas, esos
proyectos pueden agregar gas libre para solucionar el déficit de 2.000
millones de pies cúbicos diarios que deberá afrontar el país con su
programa para distribuir gas a hogares e industrias en las 20
principales ciudades y reemplazar con el fluido los 120.000 barriles
diarios de combustible líquido que consumen sus plantas termoeléctricas.
El gasoducto, recordó el grupo de opinión nacionalista Soberanía,
servirá para transportar 150 millones de metros cúbicos o 5.300 millones
de pies cúbicos de gas por día, "la bicoca de 46 por ciento de la
producción de gas" de Petróleos de Venezuela.
"El famoso tubo ya no recorrerá 7.000 u 8.000 kilómetros sino 9.283,
según Petrobras, y no costará entre 17.000 y 20.000 millones de dólares,
sino 23.270 millones. Tanta precisión asombra", agregó un texto de
estudiosos petroleros de Soberanía, respecto de informaciones
procedentes de la compañía brasileña.
Finalmente, los presidentes deberán desentrañar la fórmula del
financiamiento del ambicioso proyecto, para el que se descuentan aportes
del Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de
Fomento. Esta última, para todas sus operaciones otorga financiación por
3.500 millones de dólares anuales. (FIN/2006)
Amazonia para llevar combustible desde el mar Caribe hasta el Río de la
Plata todavía es un sueño, pero por las costuras de sus tubos ya afloran
problemas económicos, políticos y ambientales.
El proyecto consiste en llevar gas por tuberías desde yacimientos en el
Caribe sur y el océano Atlántico frente a la costa de Venezuela, hacia
Brasil y Argentina, con un recorrido de entre 7.000 y 9.300 kilómetros,
según distintos estimados, enlazándose con tendidos de Bolivia, Chile,
Paraguay, Perú y Uruguay.
Cuando los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, Luiz Inácio Lula
da Silva, de Brasil, y Hugo Chávez, de Venezuela, lanzaron el proyecto
el año pasado se habló de costos de 7.000 millones de dólares, pero hay
estimados de 25.000 millones.
Tampoco hay certidumbre sobre la capacidad venezolana para sostener el
abastecimiento, el proyecto todavía dista de tener un trazado definitivo
y un cronograma, y la posibilidad de obtener gas más barato dispara
polémicas en el área.
En Venezuela, organizaciones ecologistas lanzaron sus primeros alertas
sobre el impacto ambiental del gasoducto y exigen una discusión pública
de todo el proyecto.
Ildo Sauer, director de gas y energía del gigante brasileño Petrobras,
dijo la semana pasada que con el proyecto su país podría ahorrarse
11.000 millones de dólares anuales en importaciones de gas, al comprar
el combustible con precios equivalentes a 26 dólares por barril (unidad
de medida petrolera, de 159 litros).
La estatal Petrobras, según el noticiero Globonews, contaría con una
oferta venezolana de venderle gas a precio subsidiado para garantizar su
adhesión al proyecto, alrededor de un dólar por cada millón de BTU
(Unidad Térmica Británica), mientras que Brasil paga ahora a Bolivia
3,23 dólares por millón de BTU.
En La Paz, que discutirá nuevos precios con Brasil en marzo, el anuncio
fue considerado "un globo de ensayo de las trasnacionales cuando vamos a
la nacionalización de los hidrocarburos", según el diputado oficialista
Gustavo Torrico.
El opositor Oscar Ortiz consideró que se trata de "una bofetada, una
competencia desleal" de Venezuela con Bolivia, y pidió al gobierno de
Evo Morales distanciarse de Caracas.
El ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, salió al paso de la
versión, pues "un dólar ni siquiera cubre los costos de producción costa
afuera en Venezuela, que es de 1,60 dólares por millón de BTU. El precio
lo anunciaremos cuando definamos la ruta, pero nunca será menor de cinco
dólares" por unidad, aseveró.
Pero el presidente boliviano Morales dijo el martes: "No se puede pensar
que, con semejante inversión, el gas de Venezuela pueda costar más
barato en Brasil, es algo absurdo que no se puede creer".
Técnicos de Venezuela, Brasil y Argentina siguen delineando un proyecto
para que Kirchner, Lula y Chávez puedan adoptarlo cuando se reúnan el 11
de marzo en el distrito argentino de Mendoza, después de asistir a la
investidura de Michelle Bachelet como nueva presidenta de Chile.
Una delegación de la firma rusa Gazprom ha contactado autoridades
petroleras de Venezuela y Brasil en las últimas semanas, interesada en
participar en la construcción del gasoducto.
El proyecto, considerado el más ambicioso de infraestructura física de
América del Sur, abordará el trazado, los costos, el financiamiento y la
producción y suministro de gas, así como los enlaces con tuberías ya
existentes.
Se encuadra dentro de la alianza energética entre Estados de la región,
Petrosur, y en la Iniciativa de Infraestructura Regional Sudamericana,
aupada por Brasilia como soporte material de la naciente Comunidad
Sudamericana de Naciones.
Cada capítulo acarrea polémicas. "El plan de atravesar la Guayana
venezolana y la Amazonia debería encender todas las alarmas de gente
preocupada por ese pulmón del planeta, hogar además de culturas
aborígenes", comentaron a IPS integrantes de la organización
ambientalista venezolana Red Alerta Petrolera-Orinoco Oilwatch.
Colocaron como ejemplo el gasoducto de Camisea, en Perú, "una tubería
para llevar gas amazónico al océano Pacífico peruano y que en pocos años
de vida ya protagonizó cuatro importantes derrames de gas líquido, con
daños al entorno y a las poblaciones".
Se trata de "un plan del más rancio y primitivo desarrollismo
neoliberal", que oferta un combustible más limpio que el crudo, "pero
tiene mayores riesgos operacionales, contribuye como el petróleo al
calentamiento del planeta, implicaría deforestaciones a lo largo del
trazado y es vulnerable a desastres naturales o sabotajes", criticaron.
La red ambientalista demanda suspender el proyecto hasta realizar un
debate democrático en la región sobre su pertinencia, y recuerda que hay
"opciones menos comprometedoras y onerosas", como el transporte por buques.
En este punto coinciden expertos como Luis Giusti, ex presidente del
gigante estatal Petróleos de Venezuela, para quien "no es por casualidad
que después de unos 3.000 kilómetros de distancia, el transporte
preferido para el gas licuado son los (buques) tanqueros".
En el Cono Sur "los mercados del gas natural están regulados, mientras
que los precios requeridos para justificar la inversión de 25.000
millones de dólares excederían los 20 dólares por millón de BTU, que no
paga ni el mercado abierto", recordó.
Pero el otro problema es la capacidad de suministro. Chávez aseveró que
su país tenía reservas suficientes para abastecer a la región "durante
100 años".
Venezuela tiene en reservas de 149 billones de pies cúbicos de gas
natural, es decir, 56 por ciento de las de toda América Latina y el
Caribe, aunque su producción sea inferior a la de Argentina o México.
"Pero gran parte de ese gas no es libre, sino asociado a petróleo",
recordó a IPS el experto Elie Habalián, quien fue gobernador de
Venezuela ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo, lo
que significa que para su extracción se requieren inversiones cuantiosas
para producir crudo y además reinyectar gas a los yacimientos que
extraen "oro negro".
Venezuela tiene una producción de gas cercana a la de su consumo, y para
ciudades y refinerías de su occidente prevé importar el fluido desde
Colombia durante el próximo quinquenio, en tanto desarrolla nuevos
proyectos y exploraciones en la plataforma atlántica frente al delta del
río Orinoco y entre su litoral sobre el Caribe.
Según Luis Rojas, ex directivo de la compañía estatal de gas, esos
proyectos pueden agregar gas libre para solucionar el déficit de 2.000
millones de pies cúbicos diarios que deberá afrontar el país con su
programa para distribuir gas a hogares e industrias en las 20
principales ciudades y reemplazar con el fluido los 120.000 barriles
diarios de combustible líquido que consumen sus plantas termoeléctricas.
El gasoducto, recordó el grupo de opinión nacionalista Soberanía,
servirá para transportar 150 millones de metros cúbicos o 5.300 millones
de pies cúbicos de gas por día, "la bicoca de 46 por ciento de la
producción de gas" de Petróleos de Venezuela.
"El famoso tubo ya no recorrerá 7.000 u 8.000 kilómetros sino 9.283,
según Petrobras, y no costará entre 17.000 y 20.000 millones de dólares,
sino 23.270 millones. Tanta precisión asombra", agregó un texto de
estudiosos petroleros de Soberanía, respecto de informaciones
procedentes de la compañía brasileña.
Finalmente, los presidentes deberán desentrañar la fórmula del
financiamiento del ambicioso proyecto, para el que se descuentan aportes
del Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de
Fomento. Esta última, para todas sus operaciones otorga financiación por
3.500 millones de dólares anuales. (FIN/2006)
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